Cuando millones de españoles nos preparamos para comernos las doce uvas al son del reloj de la Plaza del Sol, es el momento de recordar una leyenda que se refiere a ese lugar.
Un sacerdote madrileño conocido como el padre López intervino en la Real Casa de Correos para expulsar a los «enviados de Lucifer».
La Puerta del Sol es, quizá, el espacio más conocido de Madrid. Epicentro de una ciudad que nunca descansa, esconde multitud de anécdotas y curiosidades tras las fachadas de sus edificios. El más famoso, la Real Casa de Correos que sostiene el popular reloj, lleva allí desde tiempos de Carlos III. El «rey alcalde» ordenó levantarla en 1768. Durante su construcción, ocurrieron una serie de sucesos en el interior que atemorizaron a los obreros hasta tal punto que se negaron a proseguir con sus trabajos.
Ante la gravedad de los hechos, el arquitecto Jacques Marquet –elegido por Carlos III para diseñar el edificio– se vio obligado a solicitar los servicios de la Santa Inquisición para tranquilizar a los albañiles. El francés contrató a un exorcista para limpiar los demonios de cada rincón de las obras.
El nombre de ese cura aparece incluso en los pliegos de contratación de la Real Casa de Correos: el padre López.
Para algunos eruditos, la historia responde cuestiones paranormales que escapan a la razón. Sin embargo, otros autores como Marco y Peter Besas en su libro Madrid Oculto aseguran que el padre López fue contratado para contrarrestar una conspiración contra él con el objetivo de infundir el miedo entre sus trabajadores por ser francés.
Algunos van incluso más allá y señalan como posible ideólogo de la terrorífica historia al arquitecto español Ventura Rodríguez en las antípodas de la «modernización» de Madrid ideada por Carlos III.
(ABC)
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La Puerta del Sol es, quizá, el espacio más conocido de Madrid. Epicentro de una ciudad que nunca descansa, esconde multitud de anécdotas y curiosidades tras las fachadas de sus edificios. El más famoso, la Real Casa de Correos que sostiene el popular reloj, lleva allí desde tiempos de Carlos III. El «rey alcalde» ordenó levantarla en 1768. Durante su construcción, ocurrieron una serie de sucesos en el interior que atemorizaron a los obreros hasta tal punto que se negaron a proseguir con sus trabajos.
Ante la gravedad de los hechos, el arquitecto Jacques Marquet –elegido por Carlos III para diseñar el edificio– se vio obligado a solicitar los servicios de la Santa Inquisición para tranquilizar a los albañiles. El francés contrató a un exorcista para limpiar los demonios de cada rincón de las obras.
El nombre de ese cura aparece incluso en los pliegos de contratación de la Real Casa de Correos: el padre López.
Para algunos eruditos, la historia responde cuestiones paranormales que escapan a la razón. Sin embargo, otros autores como Marco y Peter Besas en su libro Madrid Oculto aseguran que el padre López fue contratado para contrarrestar una conspiración contra él con el objetivo de infundir el miedo entre sus trabajadores por ser francés.
Algunos van incluso más allá y señalan como posible ideólogo de la terrorífica historia al arquitecto español Ventura Rodríguez en las antípodas de la «modernización» de Madrid ideada por Carlos III.
(ABC)