La Capitanía General de La Habana recibió notable incremento cuando se dictó la Ordenanza de libre comercio y se promulgó una disposición sobre el tráfico de negros (1790), así como cuando, mediante la Paz de Basilea, España cedió a Francia toda la isla de Santo Domingo, cuya población española, en gran número, abandonó aquel lugar y se dirigió a Cuba. La isla tenía entonces alrededor de 280.000 habitantes. Su famoso Arsenal era un punto de apoyo indispensable para la defensa y el comercio del imperio colonial hispano. El comercio y cultivo de café, cacao, índigo, azúcar y tabaco sustituía por su excelencia la falta de minerales preciosos. Su posición estratégica hizo a la isla objeto de la codicia de ingleses, franceses y holandeses, especialmente de los primeros. En torno de ella se libraron numerosas batallas navales. Uno de sus capitanes generales, don Luis de las Casas, hizo más por el progreso de la isla que muchos otros gobernantes. Tuvo La Habana, Universidad desde 1728, y un gran Colegio de San Carlos, rehecho sobre los vestigios de las instituciones jesuíticas, en 1773.
Las islas de Santo Domingo y Puerto Rico, pertenecientes al dominio español, experimentaron mil vicisitudes a causa de su posición isleña. A la primera, que teóricamente dependía del virreinato de Nueva España, le tocó sufrir las consecuencias de la guerra entre la Metrópoli y Francia y pasar a ser, temporalmente, parte del imperio francés.
(Luis Alberto Sánchez, Breve Historia de América)
Las islas de Santo Domingo y Puerto Rico, pertenecientes al dominio español, experimentaron mil vicisitudes a causa de su posición isleña. A la primera, que teóricamente dependía del virreinato de Nueva España, le tocó sufrir las consecuencias de la guerra entre la Metrópoli y Francia y pasar a ser, temporalmente, parte del imperio francés.
(Luis Alberto Sánchez, Breve Historia de América)