Esta leyenda trata de una mujer que se llamaba Margarita y que tenía un amante, el cual decía ser un oscuro escudero. Él debía partir a la guerra, pero le hizo la promesa de volver para no deshonrarla, y por ello le regalo un anillo.
El día que marchaban a conquistar Sevilla las huestes del Conde de Gomara, entre las que debía estar su novio, ella reconoció a su amante como el Conde.
Tiempo más tarde, ya conquistada Sevilla, el Conde decía ver una mano por todos sitios, que incluso le había salvado la vida en una ocasión. Su paje creía que estaba loco.
Un día oyó cantar a un juglar que recitaba una historia, en la que se hablaba de una joven, deshonrada por un noble, el cual era su amante, que le había hecho la promesa de volver y casarse con ella y no la cumplió. Al ser deshonrada la joven su hermano la mató.
Ocurrió que durante el funeral y tiempo después, por mucha tierra que echasen encima, la mano en la que llevaba el anillo de la promesa la joven, nunca se enterraba.
Al oír esta canción el conde, comprendió que se trataba de Margarita, así que regresó Gomara, y se casó con el cadáver de la joven en la tumba. Cuando este le dio la mano, la mano de Margarita se hundió para siempre y descansó en paz.
Cuentan que en la porción de tierra en la que fue enterrada Margarita, cada primavera crecían espontáneamente margaritas.
(Mi Mundo)
El día que marchaban a conquistar Sevilla las huestes del Conde de Gomara, entre las que debía estar su novio, ella reconoció a su amante como el Conde.
Tiempo más tarde, ya conquistada Sevilla, el Conde decía ver una mano por todos sitios, que incluso le había salvado la vida en una ocasión. Su paje creía que estaba loco.
Un día oyó cantar a un juglar que recitaba una historia, en la que se hablaba de una joven, deshonrada por un noble, el cual era su amante, que le había hecho la promesa de volver y casarse con ella y no la cumplió. Al ser deshonrada la joven su hermano la mató.
Ocurrió que durante el funeral y tiempo después, por mucha tierra que echasen encima, la mano en la que llevaba el anillo de la promesa la joven, nunca se enterraba.
Al oír esta canción el conde, comprendió que se trataba de Margarita, así que regresó Gomara, y se casó con el cadáver de la joven en la tumba. Cuando este le dio la mano, la mano de Margarita se hundió para siempre y descansó en paz.
Cuentan que en la porción de tierra en la que fue enterrada Margarita, cada primavera crecían espontáneamente margaritas.
(Mi Mundo)