La localidad turolense de Alcañiz dibuja entre sus calles los vestigios de las diferentes civilizaciones que han habitado esta esplendorosa ciudad del Bajo Aragón, desde pinturas rupestres de arte levantino hasta edificaciones de su etapa medieval, pasando por el yacimiento íbero-romano de El Palao.
Los principales testimonios del Alcañiz medieval son el propio castillo, sede de la encomienda mayor que la Orden de Calatrava tuvo en Aragón, con su magnífico conjunto de pintura mural gótica. A este se añade la portada románica de la iglesia de Santa María La Mayor, la lonja gótica situada en la plaza mayor (siglo XV) y el conjunto de pintura gótica en tabla conservado en su templo parroquial. Alcañiz también posee un buen número de monumentos barrocos, como el palacio de los Comendadores (hoy parador nacional), y renacentistas, como su ayuntamiento. Además, existen otras construcciones interesantes como los restos de su antigua muralla, torreones, fragmentos de lienzos de muralla y el portal de Loreto, sin olvidar puentes, norias o balsas.
Es también curiosa la red de pasadizos y estructuras subterránes de la población (antigua nevería, bodega y galerías) que hoy pueden visitarse parcialmente, accediendo desde la oficina de turismo.
El entorno de Alcañiz regala al visitante paisajes ricos y variados como el de La Estanca, una laguna natural que recibe agua del río Guadalope mediante un canal. En este espacio se pueden practicar deportes como la pesca, la vela o el piragüismo, así como el senderismo, la equitación o el BTT. Dentro de la población destaca como zona verde y de paseo la ribera del río Guadalope.
En los últimos años, Alcañiz ha consolidado su papel de ciudad de servicios, gracias a su pujante industria y comercio. Hoy en internacionalmente reconocida por albergar el circuito de Motorland, sede del Gran Premio de Aragón de Motociclismo, y eventos como el Festival Internacional de los Castillos. La ciudad goza de una rica y variada gastronomía basada en productos con denominación de origen como el aceite de oliva del Bajo Aragón o el melocotón de Calanda.
Los principales testimonios del Alcañiz medieval son el propio castillo, sede de la encomienda mayor que la Orden de Calatrava tuvo en Aragón, con su magnífico conjunto de pintura mural gótica. A este se añade la portada románica de la iglesia de Santa María La Mayor, la lonja gótica situada en la plaza mayor (siglo XV) y el conjunto de pintura gótica en tabla conservado en su templo parroquial. Alcañiz también posee un buen número de monumentos barrocos, como el palacio de los Comendadores (hoy parador nacional), y renacentistas, como su ayuntamiento. Además, existen otras construcciones interesantes como los restos de su antigua muralla, torreones, fragmentos de lienzos de muralla y el portal de Loreto, sin olvidar puentes, norias o balsas.
Es también curiosa la red de pasadizos y estructuras subterránes de la población (antigua nevería, bodega y galerías) que hoy pueden visitarse parcialmente, accediendo desde la oficina de turismo.
El entorno de Alcañiz regala al visitante paisajes ricos y variados como el de La Estanca, una laguna natural que recibe agua del río Guadalope mediante un canal. En este espacio se pueden practicar deportes como la pesca, la vela o el piragüismo, así como el senderismo, la equitación o el BTT. Dentro de la población destaca como zona verde y de paseo la ribera del río Guadalope.
En los últimos años, Alcañiz ha consolidado su papel de ciudad de servicios, gracias a su pujante industria y comercio. Hoy en internacionalmente reconocida por albergar el circuito de Motorland, sede del Gran Premio de Aragón de Motociclismo, y eventos como el Festival Internacional de los Castillos. La ciudad goza de una rica y variada gastronomía basada en productos con denominación de origen como el aceite de oliva del Bajo Aragón o el melocotón de Calanda.