En plena llanura manchega, a 190 kilómetros de Madrid y a 22 kilómetros de Ciudad Real, Almagro es una pintoresca y preciosa población del Campo de Calatrava de casas resplandecientes de cal, muchas de ellas blasonadas y con bellas rejerías. Sus bellezas empeazaron a ser conocidas a raíz de la popularidad alcanzada por su actividad teatral, su artesanía, basada en la confección del encaje de bolillos y su industria alimentaria, que se concreta en la elaboración de las célebres berenjenas, aunque no son menores las bondades del queso y del vino, como no podía ser menos por la zona en que se encuentra.
Su población actual se cifra en alrededor de 9.000 habitantes. De ellos, la mayor parte se dedican a actividades relacionadas directa o indirectamente con el turismo o a su industria más importante, la alimenticia, si bien el sector agrícola goza todavía de una cierta relevancia. Por otra parte y gracias a su Festival Internacional de Teatro se ha convertido una de las localidades castellano-manchegas con mayor animación cultural. Por eso, por la belleza y encanto de su trazado urbano y sus numerosos monumentos, recibe cada año un importante número de visitantes. Declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1972, es una población encantadora que en estas páginas no podía faltar.
HISTORIA
Tuvo Almagro un papel en el pasado más relevante que el de la propia capital. De esa preeminencia histórica nació el admirable patrimonio monumental que hoy admiramos y cuyos artífices fueron los miembros de la Orden de Calatrava establecidos en la ciudad en 1222. Gracias a ciertos privilegios reales se hizo con el dominio comercial de la zona, lo que motivó la llegada de familias extranjeras de alto rango que se dedicaron al comercio principalmente Sin duda los que mayor importancia tuvieron para Almagro fueron los Fugger (en español Fúcares), banqueros alemanes a quien Carlos V concedió, en pago de las deudas contraídas, los derechos de explotación de las minas de mercurio de Almadén y algún que otro palacio por la zona. De esta manera la ciudad se embellece con conventos, iglesias y monumentos. En los siglos XVII y XVIII se fundan las Reales Fábricas de Encajes y Blondas.
Entre 1750 y 1761, de la mano del conde de Valdeparaíso, ministro de Hacienda, Almagro se convierte en la capital de la antigua provincia de La Mancha. Poco después llega el declive que provoca el cierre de las Reales Fábricas y la consiguiente emigración. Hace unas décadas, Almagro despierta de su letargo e impulsa un desarrollo turístico, en parte gracias al descubrimiento del Corral de Comedias, del siglo XVII que había permanecido oculto hasta ese momento, que continúa en la actualidad. Almagro hoy, como lo hizo hace ocho siglos, rivaliza con Ciudad Real en atractivos turísticos y en número de visitantes.
(Guía azul - Pueblos escogidos)
Su población actual se cifra en alrededor de 9.000 habitantes. De ellos, la mayor parte se dedican a actividades relacionadas directa o indirectamente con el turismo o a su industria más importante, la alimenticia, si bien el sector agrícola goza todavía de una cierta relevancia. Por otra parte y gracias a su Festival Internacional de Teatro se ha convertido una de las localidades castellano-manchegas con mayor animación cultural. Por eso, por la belleza y encanto de su trazado urbano y sus numerosos monumentos, recibe cada año un importante número de visitantes. Declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1972, es una población encantadora que en estas páginas no podía faltar.
HISTORIA
Tuvo Almagro un papel en el pasado más relevante que el de la propia capital. De esa preeminencia histórica nació el admirable patrimonio monumental que hoy admiramos y cuyos artífices fueron los miembros de la Orden de Calatrava establecidos en la ciudad en 1222. Gracias a ciertos privilegios reales se hizo con el dominio comercial de la zona, lo que motivó la llegada de familias extranjeras de alto rango que se dedicaron al comercio principalmente Sin duda los que mayor importancia tuvieron para Almagro fueron los Fugger (en español Fúcares), banqueros alemanes a quien Carlos V concedió, en pago de las deudas contraídas, los derechos de explotación de las minas de mercurio de Almadén y algún que otro palacio por la zona. De esta manera la ciudad se embellece con conventos, iglesias y monumentos. En los siglos XVII y XVIII se fundan las Reales Fábricas de Encajes y Blondas.
Entre 1750 y 1761, de la mano del conde de Valdeparaíso, ministro de Hacienda, Almagro se convierte en la capital de la antigua provincia de La Mancha. Poco después llega el declive que provoca el cierre de las Reales Fábricas y la consiguiente emigración. Hace unas décadas, Almagro despierta de su letargo e impulsa un desarrollo turístico, en parte gracias al descubrimiento del Corral de Comedias, del siglo XVII que había permanecido oculto hasta ese momento, que continúa en la actualidad. Almagro hoy, como lo hizo hace ocho siglos, rivaliza con Ciudad Real en atractivos turísticos y en número de visitantes.
(Guía azul - Pueblos escogidos)