Eugenio d'Ors, relatando una de sus conferencias, dijo:
—Hubo entusiasmo, aunque no indescriptible.
¿Cuánto tienen que durar las conferencias? Creo que lo ideal reside en los cuarenta y cinco minutos. Como decía un célebre obispo catalán a sus predicadores:
—Hablad brevemente. Los sermones cortos mueven el corazón, los sermones largos mueven el culo, con perdón.
(Carlos Fisas)
—Hubo entusiasmo, aunque no indescriptible.
¿Cuánto tienen que durar las conferencias? Creo que lo ideal reside en los cuarenta y cinco minutos. Como decía un célebre obispo catalán a sus predicadores:
—Hablad brevemente. Los sermones cortos mueven el corazón, los sermones largos mueven el culo, con perdón.
(Carlos Fisas)