María Manuela de Portugal: La esposa de Felipe II es el claro ejemplo de los destrozos que los médicos de la época provocaban a muchas de las parturientas. Los galenos de la Corte, en su afán por demostrar sus conocimientos, se aplicaban en la realización de sangrías y purgas que únicamente servían para minar la frágil salud de las enfermas. La reina Manuela tuvo un mal embarazo, un peor parto y un final trágico, puesto que falleció a los pocos días de nacer su pequeño sin que los médicos supieran a ciencia cierta el motivo de la defunción. Unos lo achacaron al zumo de un limón y otros, a la infección que las matronas le produjeron durante el parto. Esta teoría, desde luego, es la más creíble de todas.
(Beatriz Cortaza)