Con pasado de leyendas y geriones —con soportales, cruceiros y galerías— el concello de Baiona es puerto o conjunto histórico-pintoresco en el remate sur de la ría de Vigo. El casco antiguo es de rúas llanas, empedradas y rectas. A su lado destaca el poderoso perfil del promontorio monterrealino, con playitas y sendas propicias para relajarse. Actualmente, Baiona tiene 10.500 vecinos, pero lógicamente su población se quintuplica en verano. En verano, las calles de los vinos rebosan hasta bien avanzada la noche. Las calles Ventura Misa, del Conde y aledañas agrupan todo un rosario de bares de tapeo.
HISTORIA
Durante los primeros años de la Edad Media, los bárbaros, suevos y vándalos asdingos corretearon por los campos bayoneses hasta el punto que en 1201 todos los pobladores de Erizana o Baiona eran hombres libres, luego vino todo aquello de la la refeudalización y la revuelta Irmandiña. Los inicios de la Historia moderna serán, gracias a la estupenda política de los Reyes Católicos, prósperos para la villa. Fue Baiona lugar clave, por azar, en la época de los Descubrimientos: una de las carabelas colombinas, la Pinta y los hermanos Pinzón, atracaron tras accidentada navegación en este dique (1493) con las primeras noticias del Nuevo Mundo descubierto.
Durante el siglo XVI no resultaba raro ver por estas calles a comerciantes ingleses, holandeses o franceses, pero en la época de Felipe II, el corsarismo y el resurgir de otros puertos arruinarán la actividad mercantil bayonesa. Con el siglo XVII no mejoró la situación y los constantes intentos de los portugueses por independizarse acabaron con muchas casas de la villa: sus piedras desmontadas pasaron a formar parte de las murallas monterrealinas.
Hacia 1881 un ferrocarril transportaba a los bañistas vigueses hasta las playas de Baiona. Comienza de nuevo a ponerse de moda el pueblo y, cuando principia el siglo XX, Baiona es ya un centro veraniego cuyo motor eran entonces los lodos y propiedades de la playa Concheira y de su balneario...
(Pueblos escogidos)
HISTORIA
Durante los primeros años de la Edad Media, los bárbaros, suevos y vándalos asdingos corretearon por los campos bayoneses hasta el punto que en 1201 todos los pobladores de Erizana o Baiona eran hombres libres, luego vino todo aquello de la la refeudalización y la revuelta Irmandiña. Los inicios de la Historia moderna serán, gracias a la estupenda política de los Reyes Católicos, prósperos para la villa. Fue Baiona lugar clave, por azar, en la época de los Descubrimientos: una de las carabelas colombinas, la Pinta y los hermanos Pinzón, atracaron tras accidentada navegación en este dique (1493) con las primeras noticias del Nuevo Mundo descubierto.
Durante el siglo XVI no resultaba raro ver por estas calles a comerciantes ingleses, holandeses o franceses, pero en la época de Felipe II, el corsarismo y el resurgir de otros puertos arruinarán la actividad mercantil bayonesa. Con el siglo XVII no mejoró la situación y los constantes intentos de los portugueses por independizarse acabaron con muchas casas de la villa: sus piedras desmontadas pasaron a formar parte de las murallas monterrealinas.
Hacia 1881 un ferrocarril transportaba a los bañistas vigueses hasta las playas de Baiona. Comienza de nuevo a ponerse de moda el pueblo y, cuando principia el siglo XX, Baiona es ya un centro veraniego cuyo motor eran entonces los lodos y propiedades de la playa Concheira y de su balneario...
(Pueblos escogidos)