El Campo Grande o Campo de Marte es uno de esos rincones llenos de carisma en Valladolid. Tiene un diseño muy romántico y además alberga la figura de uno de los poetas vallisoletanos más ilustres: Don José Zorrilla Moral, cuya obra más famosa es Don Juan Tenorio.
Una de las partes más interesantes y bonitas son sus leyendas. Una de ellas tiene como escenario al Campo Grande. La leyenda cuenta que Ana Bustos de Mendoza y Tello Arcos de Aponte iban a casarse dentro de un día, y cuando el novio dejo a su prometida en casa se encontró con Juan de Vargas, otro pretendiente, al que su futura esposa había prometido esperar durante un año. Se retaron a un duelo esa noche en el Campo Grande, y en plena lucha Tello se percató de que Juan Vargas era un rival duro, así que lo engañó para clavarle la espada por la espalda. Años después un fraile vio como unos caballeros se perseguían espada en mano por el Campo Grande, hasta que uno de ellos murió mientras era auxiliado por un tercer hombre. El acusado y detenido era Tello Arcos que durante el juicio dijo que no era culpable de esta muerte, aunque sí de otra. El fraile se obsesionó con la idea de la injusticia sobre la persona de Tello Arcos. Se pasaba los días murmurando “No hay Dios donde no hay justicia” caminando hasta la orilla del Pisuerga, hasta que un día vio una balsa con el cadáver de Tello Arcos y bajo él, el cuerpo de Juan de Vargas. En ese momento, Tello se levantó y contó su traición.
Una de las partes más interesantes y bonitas son sus leyendas. Una de ellas tiene como escenario al Campo Grande. La leyenda cuenta que Ana Bustos de Mendoza y Tello Arcos de Aponte iban a casarse dentro de un día, y cuando el novio dejo a su prometida en casa se encontró con Juan de Vargas, otro pretendiente, al que su futura esposa había prometido esperar durante un año. Se retaron a un duelo esa noche en el Campo Grande, y en plena lucha Tello se percató de que Juan Vargas era un rival duro, así que lo engañó para clavarle la espada por la espalda. Años después un fraile vio como unos caballeros se perseguían espada en mano por el Campo Grande, hasta que uno de ellos murió mientras era auxiliado por un tercer hombre. El acusado y detenido era Tello Arcos que durante el juicio dijo que no era culpable de esta muerte, aunque sí de otra. El fraile se obsesionó con la idea de la injusticia sobre la persona de Tello Arcos. Se pasaba los días murmurando “No hay Dios donde no hay justicia” caminando hasta la orilla del Pisuerga, hasta que un día vio una balsa con el cadáver de Tello Arcos y bajo él, el cuerpo de Juan de Vargas. En ese momento, Tello se levantó y contó su traición.
(Leyendas y curiosidades de Valladolid)