Las Cuentas del Gran Capitán son un tópico cultural español que se basa en una anécdota atribuida a Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, que ridiculizó a Fernando el Católico cuando éste le pidió cuentas de los gastos en que había incurrido durante la campaña de Nápoles, a finales del año 1506.
Al día siguiente presentó un librillo con un título muy arrogante con que puso silencio a los tesoreros y al Rey.
Un extracto de las cuentas del Gran Capitán publicadas por el Tribunal de Cuentas del Estado en 1983 arrojaba el siguiente resultado:
Cargo que el fisco le reclamaba a don Gonzalo:
Ciento treinta mil ducados remitidos por primera partida.
Ochenta mil pesos por la segunda.
Tres millones de escudos por la tercera.
Once millones de escudos por la cuarta
Trece millones de escudos por la quinta.
Descargo del Gran capitán:
Doscientos mil setecientos treinta y seis ducados reales en frailes, monjas y pobres para que rogasen por la prosperidad de las armas españolas.
Cien millones en picos palas y azadones.
Cien mil ducados en pólvora y balas.
Diez mil ducados en guantes perfumados para preservar a las tropas del mal olor de los cadáveres de los enemigos tendidos en el campo de batalla.
Ciento setenta mil ducados en poner y renovar campanas destruidas con el uso continuo, de repicar todos loas días por nuevas victorias conseguidas sobre el enemigo.
Cincuenta mil ducados en aguardiente para las tropas en días de combate.
Millón y medio de idem. para mantener prisioneros y heridos
Un millón en misas de gracias y Te Deum al Todopoderoso.
Tres millones en sufragios para los muertos.
Setecientos mil cuatrocientos noventa y cuatro ducados para pagar a espías, y ...
Cien millones por mi paciencia en escuchar, ayer, que el Rey pedía cuentas al que le ha regalado un Reino.
Don José María Fernández Pirala ha señalado que, aunque la lectura de semejantes cuentas es harto dudosa desde al punto de vista de la realidad histórica, es indudable que encierran toda una lección política puesto que evidencian la existencia de valores superiores a los contables.
Al día siguiente presentó un librillo con un título muy arrogante con que puso silencio a los tesoreros y al Rey.
Un extracto de las cuentas del Gran Capitán publicadas por el Tribunal de Cuentas del Estado en 1983 arrojaba el siguiente resultado:
Cargo que el fisco le reclamaba a don Gonzalo:
Ciento treinta mil ducados remitidos por primera partida.
Ochenta mil pesos por la segunda.
Tres millones de escudos por la tercera.
Once millones de escudos por la cuarta
Trece millones de escudos por la quinta.
Descargo del Gran capitán:
Doscientos mil setecientos treinta y seis ducados reales en frailes, monjas y pobres para que rogasen por la prosperidad de las armas españolas.
Cien millones en picos palas y azadones.
Cien mil ducados en pólvora y balas.
Diez mil ducados en guantes perfumados para preservar a las tropas del mal olor de los cadáveres de los enemigos tendidos en el campo de batalla.
Ciento setenta mil ducados en poner y renovar campanas destruidas con el uso continuo, de repicar todos loas días por nuevas victorias conseguidas sobre el enemigo.
Cincuenta mil ducados en aguardiente para las tropas en días de combate.
Millón y medio de idem. para mantener prisioneros y heridos
Un millón en misas de gracias y Te Deum al Todopoderoso.
Tres millones en sufragios para los muertos.
Setecientos mil cuatrocientos noventa y cuatro ducados para pagar a espías, y ...
Cien millones por mi paciencia en escuchar, ayer, que el Rey pedía cuentas al que le ha regalado un Reino.
Don José María Fernández Pirala ha señalado que, aunque la lectura de semejantes cuentas es harto dudosa desde al punto de vista de la realidad histórica, es indudable que encierran toda una lección política puesto que evidencian la existencia de valores superiores a los contables.