Las montañas de Fuentes Carrionas se encuentran terriblemente deforestadas. Las primitivas masas forestales de haya, roble y abedul que medraban sobre los suelos silíceos y arcillosos de los relieves de la montaña palentina han visto mermada su existencia como consecuencia de los incendios provocados y las talas abusivas para generar terreno de pasto, por lo que los bosques mejor conservados, las joyas vegetales de la reserva de caza, se localizan en los fondos de valles, barrancos y en zonas inaccesibles, que también se han visto afectadas con la construcción de un rosario de pantanos sobre el cauce del río Carrión. Uno de los pocos hayedos que ha sobrevivido a la masacre vegetal de la zona es el situado dentro del término municipal de Otero de Guardo, y que los ganaderos de la zona llaman el Monte de Otero, aunque curiosamente, por la construcción del embalse de Compuerto, pueblo y hayedo han quedado cada uno a un lado del pantano y los pastores que utilizan los pastos y explotan el espacio natural, que son de Otero, tienen que dar un pequeño rodeo para ir a cuidar de sus animales.
El bosque no es muy extenso. Parte del encanto de la masa forestal radica en el entorno del embalse y en las montañas que se reflejan en él, especialmente la pirámide calcárea del Espigúete, que sin ser la de mayor altitud destaca de las demás cumbres de la montaña palentina por ser un pináculo perfecto de acceso muy complicado en invierno, cuando la nieve y el hielo exigen utilizar material técnico de escalada para subir a la cumbre por rampas que rondan los 45 grados de inclinación.
Si el nivel del pantano es alto y sus laderas terrosas no están afeadas por las líneas horribles de los diferentes niveles de agua, el propio lago artificial ofrece un panorama alucinante entre la tupida cortina que forman las ramas de las hayas. Azul de cielo y de agua, verde multicolor de bosque y de prado, gris de roca y blanco de nieve, la combinación de los mejores colores de la naturaleza para convertir el pasco por el hayedo en un recuerdo inolvidable.
(Juan José Alonso)
El bosque no es muy extenso. Parte del encanto de la masa forestal radica en el entorno del embalse y en las montañas que se reflejan en él, especialmente la pirámide calcárea del Espigúete, que sin ser la de mayor altitud destaca de las demás cumbres de la montaña palentina por ser un pináculo perfecto de acceso muy complicado en invierno, cuando la nieve y el hielo exigen utilizar material técnico de escalada para subir a la cumbre por rampas que rondan los 45 grados de inclinación.
Si el nivel del pantano es alto y sus laderas terrosas no están afeadas por las líneas horribles de los diferentes niveles de agua, el propio lago artificial ofrece un panorama alucinante entre la tupida cortina que forman las ramas de las hayas. Azul de cielo y de agua, verde multicolor de bosque y de prado, gris de roca y blanco de nieve, la combinación de los mejores colores de la naturaleza para convertir el pasco por el hayedo en un recuerdo inolvidable.
(Juan José Alonso)