En el pantano de Tibi es donde se centra una leyenda: la leyenda del Quarantamaula. Un monstruo mitad gallina y mitad hombre, hijo del mismo diablo. Aquel demonio emplumado vagaba por los alrededores de Tibi y se escondía entre los cañizales del pantano. Cuando se le escuchaba caminar, era como el sonido de las cadenas siendo arrastradas, y todos los habitantes de la villa se escondían dentro de sus casas y cerraban las puertas y ventanas, a cal y canto, presos del terror que este ser les provocaba.
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