En 1542 se había acordado la boda del príncipe español, Felipe, con su doble prima portuguesa María, hija del rey Juan III —hermano de la madre del novio, la emperatriz Isabel— y de la reina Catalina, hermana de Carlos V.
Al mismo tiempo se proyectó y anunció —para unos años más tarde, dada la poca edad de los prometidos— otro compromiso entre las familias reales de Portugal y de España: la boda del príncipe portugués Juan Manuel con la infanta española Juana. Se casarían, pues, dos hermanos españoles —Felipe y Juana— con dos hermanos portugueses —María y Juan Manuel—, siendo los prometidos, en ambos casos, primos hermanos entre sí tanto por parte de padre como de madre.
No es extraño que uniones endogámicas como éstas diesen frutos singulares.
(Carlos Fisas)
Al mismo tiempo se proyectó y anunció —para unos años más tarde, dada la poca edad de los prometidos— otro compromiso entre las familias reales de Portugal y de España: la boda del príncipe portugués Juan Manuel con la infanta española Juana. Se casarían, pues, dos hermanos españoles —Felipe y Juana— con dos hermanos portugueses —María y Juan Manuel—, siendo los prometidos, en ambos casos, primos hermanos entre sí tanto por parte de padre como de madre.
No es extraño que uniones endogámicas como éstas diesen frutos singulares.
(Carlos Fisas)