En el parque del Retiro, por donde hoy está el observatorio astronómico, hubo una ermita dedicada a San Blas. Aquí acudían los madrileños de siglos pasados varias veces al año a celebrar fiestas religiosas o populares. La fiesta más importante en este lugar era la Romería de San Blas. Las gentes traían a sus animales para que los bendijeran y quedaran la protección del santo. Blas de Sebaste, San Blas, se había distinguido en vida por la curación de personas y animales.
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