Según cuenta la leyenda, en la montaña de “Formigal”, provincia de Huesca, habitaron las “formigas u hormigas blancas”, insectos milenarios que protegían a la diosa “Culibillas”, quien mantenía con ellas una gran amistad, que consistía en compartir sencillas risas y alegrías.
A la Diosa Culibillas se la conoce como un “Espíritu de las Montañas”. Culibillas temía ser conquistada por “Balaitus” para hacerla su esposa, y éste al no ser correspondido en su amor decidió secuestrarla; pero la hormigas blancas lograron que no lo hiciera, al cubrir todo el cuerpo de Culibillas con ellas, e hicieron huir a Balaitus. Culibillas, como muestra de agradecimiento y amistad por salvarla de ese ser, se clavó un puñal en el pecho para que habitaran en éste todas sus amigas… “Las hormigas blancas”.
A la Diosa Culibillas se la conoce como un “Espíritu de las Montañas”. Culibillas temía ser conquistada por “Balaitus” para hacerla su esposa, y éste al no ser correspondido en su amor decidió secuestrarla; pero la hormigas blancas lograron que no lo hiciera, al cubrir todo el cuerpo de Culibillas con ellas, e hicieron huir a Balaitus. Culibillas, como muestra de agradecimiento y amistad por salvarla de ese ser, se clavó un puñal en el pecho para que habitaran en éste todas sus amigas… “Las hormigas blancas”.