En el año 858, una gran flota Vikinga de unas cien naves bordea las costas de Galicia en dirección a la ría de Arosa. Tras saquear la diócesis de Iria Flavia, llegan a Santiago de Compostela y le ponen sitio. La ciudad pagó tributo para librarse de la amenaza, pero los Vikingos continuaron con el sitio, tal era su empeño en hacerse con las riquezas de Jakobsland. Sin embargo la avaricia Vikinga les jugó una mala pasada, un ejército del Rey Ordoño I al mando del conde Pedro Theon llegó a la ciudad y derrotó a los Vikingos, destruyendo 38 de sus naves y les obligó a retirarse de Galicia.
En 899 dos conventos en las islas Cíes son destruidos por los Vikingos, San Esteban, en la isla del Medio y San Martín, en la isla Sur. Desde allí los Vikingos remontan el río Ulla para atacar Santiago de Compostela, siendo rechazados.
Nuevas incursiones asolaron las costas gallegas en 951, por lo que todas las ciudades y aldeas se reforzaron en la medida en que pudieron para prevenir nuevos ataques, y es que efectivamente, lo peor aún estaba por llegar. En 968 llega una poderosa flota de doscientos navíos Vikingos al mando del temido Gundræd (Gunderedo). Cien naves atacaron la diócesis de Bretoña, mientras que otras cien entraron en la ría de Arosa y desembarcaron en el puerto de Iuncariae (Xunqueira), para dirigirse por tierra hacia Santiago de Compostela.
El obispo Sisnando les hace frente, pero cae derrotado muriendo atravesado por una flecha Vikinga el 29 de marzo en la batalla de Fornelos, llegando los Vikingos a ocupar brevemente la ciudad de Santiago de Compostela en 970 y dispersándose por toda Galicia ante la falta de resistencia, entregándose al pillaje y llegando hasta el Courel. Sólo se salvó la ciudad de Lugo (no así las tierras circundantes), bien defendida por el obispo Hermenegildo. Cuando se acercaba a su fin el tercer año consecutivo de pillaje en tierras gallegas, y cuando ya se retiraban con el botín a sus naves, por fin pudo el conde Gonzalo Sánchez vencerles en 971, en las cercanías de la ría de Ferrol, matando al temido y odiado Gundræd y quemando la mayoría de sus naves.
Las últimas invasiones Vikingas de Galicia ya se produjeron en en siglo XI en 1015, 1026 y en 1028, al término de la cual el obispo Cresconio de Compostela mandó fortificar la ría de Arosa construyendo los Castellum Honesti, las Torres del Oeste.
En 899 dos conventos en las islas Cíes son destruidos por los Vikingos, San Esteban, en la isla del Medio y San Martín, en la isla Sur. Desde allí los Vikingos remontan el río Ulla para atacar Santiago de Compostela, siendo rechazados.
Nuevas incursiones asolaron las costas gallegas en 951, por lo que todas las ciudades y aldeas se reforzaron en la medida en que pudieron para prevenir nuevos ataques, y es que efectivamente, lo peor aún estaba por llegar. En 968 llega una poderosa flota de doscientos navíos Vikingos al mando del temido Gundræd (Gunderedo). Cien naves atacaron la diócesis de Bretoña, mientras que otras cien entraron en la ría de Arosa y desembarcaron en el puerto de Iuncariae (Xunqueira), para dirigirse por tierra hacia Santiago de Compostela.
El obispo Sisnando les hace frente, pero cae derrotado muriendo atravesado por una flecha Vikinga el 29 de marzo en la batalla de Fornelos, llegando los Vikingos a ocupar brevemente la ciudad de Santiago de Compostela en 970 y dispersándose por toda Galicia ante la falta de resistencia, entregándose al pillaje y llegando hasta el Courel. Sólo se salvó la ciudad de Lugo (no así las tierras circundantes), bien defendida por el obispo Hermenegildo. Cuando se acercaba a su fin el tercer año consecutivo de pillaje en tierras gallegas, y cuando ya se retiraban con el botín a sus naves, por fin pudo el conde Gonzalo Sánchez vencerles en 971, en las cercanías de la ría de Ferrol, matando al temido y odiado Gundræd y quemando la mayoría de sus naves.
Las últimas invasiones Vikingas de Galicia ya se produjeron en en siglo XI en 1015, 1026 y en 1028, al término de la cual el obispo Cresconio de Compostela mandó fortificar la ría de Arosa construyendo los Castellum Honesti, las Torres del Oeste.