Crusma, crótalo, castañeta, palillo, castañuela..., muchos nombres ha tenido este antiguo instrumento musical. Curiosamente, la gente suele relacionar siempre las castañuelas con los bailes andaluces, pero estos instrumentos son de toda España y es precisamente en la región leonesa donde se conservan los más bellos ejemplares. Ahora, desgraciadamente, la castañuela se suele hacer en serie y más bien de cara al turista. La antigüedad de la castañuela viene dada ya por Virgilio, quien relata que en su época los bailarines se hacían acompañar con el sonido de crótalos y las piezas huecas de madera se conocían también en las fiestas de Isis.
De las dos castañuelas, una de ellas debe tener un toque más grave que la otra, la que se denomina «macho» y se lleva en| mano izquierda. La «hembra» es más aguda y va en la derecha.
Quizá fue con el mismo Hércules con quien la castañuela llegó a nuestro país y se sabe que en la Península se situan algunos de los famosos doce trabajos que fueron impuestos al héroe como castigo.
El caso es que la artesanía de las castañuelas fue siempre cosa de pastores, que aprendieron a tallarlas en las largase ras con las ovejas. Luego se solían usar por Nochebuena para acompañar villancicos y pastoradas o en las danzas acompañando el ritmo del tamboril y la flauta. Aún quedan, por pequeños pueblos de la Maragatería leonesa, artesanos que aprendieron el oficio de niños y ahora, ya muy mayores, las siguen haciendo frente al fuego de la cocina en las noches invernales. Luego, cuando llega la época de romerías, recorren los mercados rurales en los días de fiesta. En ellos es posible encontrar todavía castañuelas «de las antiguas».
Los más bellos ejemplares que se conservan en España son los leoneses, destacando los de Muga de Sáyago (Zamora), Villanubla (Valladolid), Payo (Salamanca) y sobre todo los de la Maragatería y las de Laciana, en la provincia leonesa.
De las dos castañuelas, una de ellas debe tener un toque más grave que la otra, la que se denomina «macho» y se lleva en| mano izquierda. La «hembra» es más aguda y va en la derecha.
Quizá fue con el mismo Hércules con quien la castañuela llegó a nuestro país y se sabe que en la Península se situan algunos de los famosos doce trabajos que fueron impuestos al héroe como castigo.
El caso es que la artesanía de las castañuelas fue siempre cosa de pastores, que aprendieron a tallarlas en las largase ras con las ovejas. Luego se solían usar por Nochebuena para acompañar villancicos y pastoradas o en las danzas acompañando el ritmo del tamboril y la flauta. Aún quedan, por pequeños pueblos de la Maragatería leonesa, artesanos que aprendieron el oficio de niños y ahora, ya muy mayores, las siguen haciendo frente al fuego de la cocina en las noches invernales. Luego, cuando llega la época de romerías, recorren los mercados rurales en los días de fiesta. En ellos es posible encontrar todavía castañuelas «de las antiguas».
Los más bellos ejemplares que se conservan en España son los leoneses, destacando los de Muga de Sáyago (Zamora), Villanubla (Valladolid), Payo (Salamanca) y sobre todo los de la Maragatería y las de Laciana, en la provincia leonesa.