Como bien dice su nombre, se trata de un ser diabólico sombrío con capacidad de adopta la forma de una enorme mano negra ectoplásmica. Se trata de un mito muy extendido a lo largo de la geografía peninsular, con ligeras variaciones de su forma.
En Segovia, la Mano Negra atacaba a las personas cuando están distraídas, orinando (hombres) o dormidas. Si te toca el hombro, al girar el rostro el ser suele arrancar los ojos del incauto como si sus dedos fueran garras.
En Torre de Juan Abad (Ciudad Real) dice la tradición que la “Mano Negra” era un ente femenino de cabellos largos, vestida de negro y acuático con una fea manaza con uñas negras que habitaba en las oscuras y peligrosas aguas de las charcas y pozos. Se decía de ella que siempre estaba al acecho, siempre atenta y que arrastraba a los niños, a su madriguera líquida, que habían conculcado la prohibición de no acercarse al brocal.
En la Solana (También Ciudad Real) se decía que se llevaba a los niños díscolos. Pero no hay acuerdo, es si la Mano Negra, es la diestra o la siniestra. En otras localidades se le recordaba como un lustre espantajo antropomorfo: secuestrador nocturno que merodeaba por doquier en busca de gente mala. Parece ser este espantajo tiene un pariente en otras localidades denominada la “Pata Negra”, su hábitat son las chimeneas. Se la dibuja como una gran pata de lobo negro o de zorra del mismo color.
En Galicia, era uno de los aspectos que adoptaba un demonio capaz de adoptar su forma física y con esta forma, daba sustos de muerte. En el castro de Montealegre (Domaio, Pontevedra) dos personas pasaban por un camino. Una no vió nada, pero la otra vió la Mano Negra y murió casi instantáneamente.
(Mitología ibérica)
(Mitología ibérica)