Roda de Isábena se hizo famosa en finales de los años 70 cuando el famoso ladrón de obras de arte Erik el Belga expolió su catedral. Muchos españoles se enteraron a raíz de ese suceso que Roda de Isábena tenía uno de los templos más hermosos del Pirineo, joya del arte aragonés que acogió el primer obispado del Condado de Ribagorza, además de un casco histórico digno de un decorado medieval. En torno a esa catedral, levantada por canteros aragoneses y navarros hacia 957, se aglutinó buena parte de la reconquista de lo que luego sería el condado y reino de Aragón. Aún hoy muestra una magnífica mezcla de estilos. La joya es el claustro, construido en el siglo XII según los patrones románicos
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