Se cuenta de ciertos nigromantes burgaleses, que disponían de unos extraños duendes (similares a otras familias de duendes castellanos), conocidos como enemiguillos.
Estos espíritus familiares son de diminuto tamaño y sumamente obedientes con su dueño, por mediación de ciertos conjuros. Estos también pueden ser los duendes diminutos que se mencionan por ejemplo en Torre de Juan Abad (Ciudad Real) entre asilvestrados y domésticos, que viven en las cavidades de los árboles, nidos de aves, etc, pero habitan cortas temporadas en domicilios humanos para cometer sus pequeñas fechorías. Aunque existe la creencia de ancianos asistidos por estos personajillos en momentos de debilidad de memoria.
Su extrema pequeñez les obliga a ser muy prudentes y cautos en sus desplazamientos y correrías. Se cree que posee la facultad del lenguaje de los animales.
Estos espíritus familiares son de diminuto tamaño y sumamente obedientes con su dueño, por mediación de ciertos conjuros. Estos también pueden ser los duendes diminutos que se mencionan por ejemplo en Torre de Juan Abad (Ciudad Real) entre asilvestrados y domésticos, que viven en las cavidades de los árboles, nidos de aves, etc, pero habitan cortas temporadas en domicilios humanos para cometer sus pequeñas fechorías. Aunque existe la creencia de ancianos asistidos por estos personajillos en momentos de debilidad de memoria.
Su extrema pequeñez les obliga a ser muy prudentes y cautos en sus desplazamientos y correrías. Se cree que posee la facultad del lenguaje de los animales.