Muy conocida entre el colectivo LGTB y adorada por los barceloneses, la villa marinera de Sitges vive de cara al mar y ha sabido condensar en un solo municipio modernidad y tradición. Sí, la estampa de la iglesia de San Bartolomé y Santa Tecla frente al mar es seductora. Pero también lo es el rico patrimonio modernista que le legaron intelectuales de finales del siglo XIX y principios del XX como el Museu Cau Ferrat o el Palau de Maricel. Y ya que estamos, no vamos a negar que la playa de Sant Sebastià fue proclamada como la mejor playa urbana de Europa según el New York Times en 2013. Siéntate en una terracita y disfruta del buen tiempo. No querrás volver a casa, y menos si visitas Sitges durante la celebración del festival de cine fantástico o te enamoras de las alfombras de flores que la llenan de color durante el Corpus.
(Skyscanner)