El atardecer, como la medianoche, es una hora mágica, casi bruja. Es la hora de la tranquilidad, del remanso personal y paisajístico, de los buenos pensamientos y de los dulces recuerdos, del abrazo de una naturaleza que inspira sosiego.
Este momento crepuscular con la visión panorámica de la Playa de San Martín en Llanes es un verdadero regalo para los sentidos y los sentimientos. Las luces en el cielo, el arrullo de las olas, el olor del salitre, la brisa tranquila, la silueta de la costa… Todo es una invitación a entrar en otra dimensión.
(Asturias Paraíso natural)