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Channel: MIL Y UNA HISTORIAS
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La Cantamora - Usagre

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Cuenta la leyenda que en la alcazaba de Usagre, en torno al siglo XIII, había una bella mora, hija de un sultán, alcaide de la ciudad, ella era su mayor tesoro, a la que quería y protegía por encima de todo, tanto era así que solamente la permitía salir de las murallas una vez al mes y únicamente a una fuente cercana a por agua fresca.
Una tarde, cuando la bella hija del sultán acudía a la fuente para llenar su jofaina, ésta, resbaló entre sus manos y fue rodando cuesta abajo hasta que un joven cristiano del pueblo, logró recuperarla y devolvérsela. Bastó una mirada para que ambos quedaran enamorados.
Guardaron, en lo más hondo de su corazón el secreto de aquel amor, porque de saberse los dos correrían un gran peligro. Los jóvenes se veían una vez al mes, sólo cuando la bella mora salía de la alcazaba e iba a por agua a la fuente de La Luná. Allí llenaba y vaciaba una y otra vez la jofaina en un intento desesperado de detener el tiempo para permanecer un minuto más al lado de su joven amado.
Cuando se aproximaba la fecha de su salida de la alcazaba, la mora acicalaba su negra melena, ponía sombras en sus ojos y cantaba canciones por la torre de la fortaleza, cambiaba tanto que su padre llegó a darse cuenta de que su hija estaba enamorada.
Cierto día, el sultán esperó la salida de su hija de las murallas y tras seguirla hasta la fuente, pudo comprobar enfurecido como ésta se entregaba en los brazos de un joven cristiano, llenó de rabia y de ira ordenó matar a su amado esa misma noche con la luna por testigo.
En aquel momento, la joven se encontraba peinando su negro pelo con peines con púas de coral, fue entonces cuando la luna le susurró al oído lo que había sucedido, como habían dado muerte y lanzado al agua a su amado. Llena de angustia, tiró los peines y el espejo al suelo y corrió sin descanso hasta el brocal del manantial donde tras mirar al cielo y dejar caer alguna lágrima se dejo caer al agua. El fondo de la fuente se abrió como si se tratase de una boca oscura y negra y se tragó a la dulce doncella.
Desde entonces, según cuentan los más antiguos del lugar, todas las noches de San Blás emerge de la fuente convertida en sirena entonando bellas y tristes canciones, mientras se peina sus cabellos de oro con peines de plata y marfil.

(Extremadura Misteriosa)

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