Realizada en 1929 para representar a Sevilla en la Exposición Ibero Americana, constituye un conjunto escultórico que representa once niños montados sobre tortugas y jugando con un loto gigante que es la base del monumento que representa a una Nereida (ninfa de los mares). Alrededor de este maravilloso grupo había cuatro niños con caracolas, por lo que popularmente era conocida en Sevilla como la Fuente de los Meones.
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