Los trámites para el casamiento de Fernando VII con la princesa Isabel de Braganza tenían que llevarse en secreto, hasta el punto de que el propio ministro de Estado no tenía la menor noticia de ello pero cuando los enviados de Fernando llegaron a Rio de Janeiro supieron con asombro que la corte de Brasil había hecho pública la noticia de la proyectada boda.
Era la nueva reina gordita. mofletuda, cara de pálido color y ojos saltones, gran nariz y pequeña y torcida boca. Por otra parte llegaba a Madrid sin dote alguna y sin el ajuar principesco de costumbre en estos casos, por lo que el pueblo de Madrid quedó asombrado y no faltó quien, anónimamente por supuesto, colocase a la puerta del palacio real un papel en el que se leía:
Era la nueva reina gordita. mofletuda, cara de pálido color y ojos saltones, gran nariz y pequeña y torcida boca. Por otra parte llegaba a Madrid sin dote alguna y sin el ajuar principesco de costumbre en estos casos, por lo que el pueblo de Madrid quedó asombrado y no faltó quien, anónimamente por supuesto, colocase a la puerta del palacio real un papel en el que se leía:
“Fea. Pobre y portuguesa
¡Chúpate esa!”A los dos meses de casada, la reina sintió los primeros síntomas de embarazo lo cual alegró al rey. que veía así asegurada la sucesión.
(según Carlos Fisas)