Abierto al público en 1914, el Parque de María Luisa es, con toda probabilidad, el mejor regalo que la infanta María Luisa, duquesa de Montpensier, podía hacer a la ciudad de Sevilla.
Con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, y a la luz de otros jardines andaluces como el de los Reales Alcázares o La Alhambra y El Generalife, el parque fue remodelado y acogió los Jardines de las Delicias, el Huerto de Mariana, los naranjos del Palacio de San Telmo y una fracción del Prado de San Sebastián.
Hoy se trata de uno de los lugares más visitados de la ciudad, y es que dentro del recinto se encuentra la conocida plaza de España, atestada siempre de turistas y escenario recurrente de la industria cinematográfica. La plaza de América constituye el otro gran atractivo del recinto; hoy alberga, frente a su estanque, el Museo Arqueológico y el de Artes y Costumbres Populares.
El parque se articula en diferentes paseos que casi a cada paso se cruzan entre sí conformando pequeñas glorietas dedicadas, en su mayoría, a literatos y artistas, como las de los hermanos Machado, Cervantes, Concha Piquer, Bécquer o Dante Alighieri. Entre camino y camino, el estanque de los lotos se alza como uno de los rincones más bonitos del parque, y también uno de los más acertados para pasar un rato relajado.
Tampoco hay que dejar de ver el monte Gurugú, un pequeño cerro artificial de un encanto singular que incluye, incluso, una pequeña cascada; junto al monte, el jardín de los leones, otra delicia que atesora el parque, o la isleta de los patos.
En cuanto a la vegetación, el parque da cobijo a numerosas especies, entre las que se cuentan rosales, buganvillas, naranjos, olmos, palmeras, acacias, un espectacular árbol de lianas en la glorieta de Goya o un ciprés calvo de mediados del siglo XIX.
Con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, y a la luz de otros jardines andaluces como el de los Reales Alcázares o La Alhambra y El Generalife, el parque fue remodelado y acogió los Jardines de las Delicias, el Huerto de Mariana, los naranjos del Palacio de San Telmo y una fracción del Prado de San Sebastián.
Hoy se trata de uno de los lugares más visitados de la ciudad, y es que dentro del recinto se encuentra la conocida plaza de España, atestada siempre de turistas y escenario recurrente de la industria cinematográfica. La plaza de América constituye el otro gran atractivo del recinto; hoy alberga, frente a su estanque, el Museo Arqueológico y el de Artes y Costumbres Populares.
El parque se articula en diferentes paseos que casi a cada paso se cruzan entre sí conformando pequeñas glorietas dedicadas, en su mayoría, a literatos y artistas, como las de los hermanos Machado, Cervantes, Concha Piquer, Bécquer o Dante Alighieri. Entre camino y camino, el estanque de los lotos se alza como uno de los rincones más bonitos del parque, y también uno de los más acertados para pasar un rato relajado.
Tampoco hay que dejar de ver el monte Gurugú, un pequeño cerro artificial de un encanto singular que incluye, incluso, una pequeña cascada; junto al monte, el jardín de los leones, otra delicia que atesora el parque, o la isleta de los patos.
En cuanto a la vegetación, el parque da cobijo a numerosas especies, entre las que se cuentan rosales, buganvillas, naranjos, olmos, palmeras, acacias, un espectacular árbol de lianas en la glorieta de Goya o un ciprés calvo de mediados del siglo XIX.
(20minutos)