Aunque pueda ser una sorpresa para algunos, en España es posible tomar una aguas flotando como en el Mar Muerto y con las mismas propiedades curativas que en el famoso lago que comparten Israel, Jordania y Palestina. Ese lugar dentro de nuestras fronteras se sitúa en el Valle de Malerreka, al norte de la Comunidad Autónoma de Navarra, en el término municipal de Elgorriaga, a un kilómetro de distancia de Santesteban-Doneztebe, bajo el monte Mendaur y junto al río Ezkurra.
Históricamente los vecinos del valle disfrutaban de estas aguas desde el siglo XIX, cuando descubrieron manchas de sal en las viviendas de sus casas y comprobaron que sus vacas siempre bebían agua salada en el mismo punto. Entonces se mencionaba solo una modesta venta situada en este enclave a la que accedían los vecinos para disfrutar de un «pic-nic de la época», quizás porque desde 1850 ya se hablaba de las aguas curativas de estos terrenos y de que algunos médicos recomendaban el baño en este lugar para mejorar la salud. Pero lo cierto es que en ese valle se construyó un balneario que rápidamente alcanzó gran fama, sobre todo cuando sus aguas fueron declaradas oficialmente en 1919 «de utilidad pública». Incluso el mismo rey Alfonso XIII quiso conocerlas en una histórica visita a los baños. La guerra civil española y los años de posguerra mermaron las instalaciones de esa casa de baños de tal manera que solo se salvó la antigua casa del guarda, reformada como sala de calderas y que ahora se puede ver ver junto al nuevo balneario inaugurado en 2009 en una finca de 55.000 metros cuadrados, muy cerca del manantial de aguas minerales que está en el origen de la tradición termal de la villa navarra. Esa inversión superó los 10 millones de euros.
Ya los estudios del siglo XIX ratificaron algo de lo que presume hoy el actual Hotel y Balneario de Elgorriaga y es que del manantial de esta zona navarra brotan las aguas «de más fuerte mineralización del mundo», aunque sus huéspedes se sorprenden todavía más, y lo disfrutan con mayor intensidad, cuando comprueban que pueden flotar con más facilidad que en el Mar Muerto debido a su alto indice de salinidad. Los análisis han confirmados que la concentración de sales por litro es de de 312 gramos, de ahí que también se recomienda el uso de gafas de natación o buceo para entrar en el agua -el establecimiento las vende a aquellos que han olvidado incluirlas en su equipaje con un pequeño cargo- cuando los visitantes acceden a las piscinas, los baños de burbuja e hidromasaje, pediluvios y maniluvios, duchas de contrastes y chorros del balneario. Una magnífica infraestructura que se completa con la sauna seca finlandesa, y la húmeda, inhalaciones y fangoterapia y otros circuitos relajantes, fisioterapia, quiromasaje, masajes orientales y tratamientos de estética, como la chocoterapia y la olivoterapia, y, naturalmente el Flotarium, donde se consigue la misma sensación de flotabilidad que en el Mar Muerto.
En los primeros tiempos de la estación termal estas aguas, que brotan a una temperatura de 14-17 grados y que ahora se calientan hasta alcanzar los 30 grados, se recomendaban principalmente en la niñez y la adolescencia para el desarrollo y la lucha contra el raquitismo y, también en general, como remedio para la obesidad y las anemias. Hoy están indicadas para reumatismos crónicos degenerativos e inflamatorios, lesiones degenerativas de tendones, neuralgias y secuelas de traumatismos, problemas de varices, catarros, rinitis y sinusitis crónicas, para enfermos con psoriasis y para combatir el estrés y el cansancio.
El Hotel y Balneario de Elgorriaga consta de tres edificios y cada uno de ellos propone 25 habitaciones con 12 suites incluidas, mientras que en el área termal se puede disfrutar de tres piscinas, la mayor, de forma circular y unos 400 metros cuadrados de superficie. Cuenta además con una gran claraboya, a través de la que pasa la luz natural y permite contemplar el cielo mientras se toma un baño. Hay también un gran gran salón comedor, bar-cafetería y punto de carga para coches eléctricos.
(ABC Viajar)