Cruzar de España a Portugal es posible en coche, a pie o en barco y ahora también en tirolina desde Sanlúcar de Guadiana (Huelva), donde ha entrado en funcionamiento la primera instalación transfronteriza de este tipo del mundo que la une con la localidad lusa de Alcoutim. Tras una inversión de 250.000 euros y cuatro años de trabajo, David Jarman, un inglés afincado en Sanlúcar y responsable de la empresa LímiteZero, ha logrado poner en marcha su proyecto, que permitirá a todo el que lo desee cruzar el río Guadiana "deslizándose por un cable, a una media de 25 metros de altura alcanzado una velocidad de entre 70 y 80 kilómetros por hora". "Se trata de la primera tirolina internacional del mundo y la más larga de España con 720 metros", ha indicado el promotor, que tiene "muchas expectativas" para este nuevo producto, fijándose como reto superar los 25.000 viajes al año. El precio es de 15 euros el viaje, e incluye el viaje del ferry que posteriormente traslada al aventurero desde Alcoutim hasta Sanlúcar. Jarman, una persona con bastante experiencia en actividades de aventura a nivel mundial, decidió poner en marcha el proyecto en 2009, tras un viaje al Norte de España donde vio instalaciones de este tipo. Consideraba que Sanlúcar, por sus propias potencialidades "no ya sólo turísticas, sino geográficas y ambientales que la convierten en un lugar único a escasos 200 metros de otro país", constituía el lugar idóneo para ello, por lo que se embarcó en su desarrollo, que "no ha estado exento de trabas burocráticas y complicaciones". Tras localizar los terrenos adecuados para situar la salida y llegada de la instalación y certificar que el proyecto cumplía con todos los requerimientos exigidos, este verano logró la licencia de apertura en ambos países, uno de los últimos pasos para que hoy su proyecto ya sea una realidad. La parte alta, donde se sitúa la salida de la tirolina, está situada en Sanlúcar a unos 100 metros de altura y el cable desciende hasta Alcoutin, donde la altura es de unos 15 metros, un descenso considerable que, sin embargo, se salva "sin dificultades" gracias a los sistemas de seguridad instalados. Estas características hacen que el que pruebe la tirolina experimente "una descarga de adrenalina importante" que se divide, según Jarman, en dos momentos, al principio cuando desde la plataforma uno se lanza al vacío y casi al final, cuando, a una velocidad media de 70 kilómetros por hora, "piensas que no hay tiempo para frenar y lo haces de forma suave". Él lo ha probado y recomienda a todo el que quiera vivir una experiencia "única y diferente" que lo haga porque además hace las veces de "una pequeña máquina del tiempo, ya que ganas una hora, lo que normalmente se tarda por carretera en llegar de una localidad a otra, al hacer el viaje en tan sólo un minuto". La intención es mantener abierto en invierno si las condiciones climatológicas lo permiten, pero en años venideros estará en funcionamiento desde aproximadamente mitad de febrero hasta mitad de noviembre.
(20 minutos)
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