La desembocadura del río Miño, el Océano Atlántico y la costa portuguesa son las principales vistas que se alcanzan desde este mirador de 341 metros de altura. En su colina se descubrió el Castro de Santa Trega, ocupado, según estudios arqueológicos, entre los siglos I a. C. y I d. C. Además de la iglesia dedicada a Santa Trega (o Tecla, en castellano), se pueden admirar petroglifos de más de 2.000 años de antigüedad.
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