Cantabria es un territorio histórico cuyas primeras referencias nos llegan desde los romanos.
En las edades del Bronce y del Hierro los cántabros eran una serie de tribus o clanes (blendios, vadinienses, concanos, etc.) que se expandían por un territorio mucho mayor que la Cantabria actual, incluyendo amplias zonas de Asturias y Castilla y León.
En las edades del Bronce y del Hierro los cántabros eran una serie de tribus o clanes (blendios, vadinienses, concanos, etc.) que se expandían por un territorio mucho mayor que la Cantabria actual, incluyendo amplias zonas de Asturias y Castilla y León.
El Ducado de Cantabria, un territorio impreciso y bastante desconocido con capital en Amaya, parte teóricamente del Reino visigodo de Toledo, no puede considerarse aún a día de hoy una institución predecesora de la comunidad autónoma que conocemos. No se sabe a ciencia cierta si existió alguna otra división o partición en la actual Cantabria.
La primera organización territorial de la región la constituyó el Ducado de Cantabria, aunque su historia e incluso sus límites no han sido esclarecidos. La realidad que parece subyacer es que una parte de los cántabros, descendientes directos de los antiguos, seguían viviendo de acuerdo a muchas de sus costumbres y habían sido escasamente romanizados.
El último duque de Cantabria, Alfonso I, al acceder al trono de Asturias, sustituyó el título de duque por el de rey. Desde entonces Cantabria se ha dividido en diversas demarcaciones territoriales de mayor y menor importancia e interacción hasta 1796, fecha en que Castro Urdiales, Laredo y otros territorios se unieron a la provincia de Cantabria nacida en 1778, génesis y principal justificación histórica de la comunidad autónoma actual.
El último duque de Cantabria, Alfonso I, al acceder al trono de Asturias, sustituyó el título de duque por el de rey. Desde entonces Cantabria se ha dividido en diversas demarcaciones territoriales de mayor y menor importancia e interacción hasta 1796, fecha en que Castro Urdiales, Laredo y otros territorios se unieron a la provincia de Cantabria nacida en 1778, génesis y principal justificación histórica de la comunidad autónoma actual.
A partir de la fusión del Ducado de Cantabria con los territorios astures, formando el Reino de Asturias, Cantabria no tiene una fisonomía política definida, sino que se divide en multitud de territorios que van cayendo sucesivamente bajo el poder de diversos señores, entre los que destacaron los duques del Infantado.
Con la creación de las provincias marítimas de Carlos IV la provincia de Cantabria dejó de existir, constituyéndose en su lugar la provincia marítima de Santander.
Durante la transición democrática, diferentes aspectos socioeconómicos hicieron resurgir con más fuerza el cantabrismo o regionalismo cántabro, produciéndose debates entre posturas partidarias y opositoras a la autonomía cántabra. Este debate quedó reflejado en la primera versión del Estatuto de Autonomía, donde se escribió la posibilidad de que Cantabria pudiera convertirse en provincia de Castilla y León (cláusula posteriormente eliminada).(Wikipedia)