Este cabo no es tanto para hollarlo como para contemplarlo a distancia; o mejor, desde el mar, incluyendo en la panorámica la cueva de los Órganos, a la que se puede entrar en barca.
El promontorio apenas da opciones más allá de ver batir las olas en el derrumbadero a cien metros de altura. Subir al vértice geodésico, junto a la microrreserva de flora habitada por gecos (lagartos de pequeño tamaño) y sapos.
Frente a uno de los faros más potentes y significativos de la costa levantina bascula la navegación hacia y desde Valencia. Como todo faro de primer orden, este destila empaque arquitectónico, empezando por el torreón de 26 metros de alto y sección octogonal de arista vista.
Estamos en el punto más oriental de la Comunidad Valenciana, por lo que los crepúsculos son particularmente atractivos por los segmentos de acantilados visibles hasta el peñón de Ifach.
Inmediato a la torre de luz se halla el restaurante Cabo La Nao, fundado por un farero en 1957, y que sirve arroz a banda o fideuá del senyoret (toda pelada).
(El País)
El promontorio apenas da opciones más allá de ver batir las olas en el derrumbadero a cien metros de altura. Subir al vértice geodésico, junto a la microrreserva de flora habitada por gecos (lagartos de pequeño tamaño) y sapos.
Frente a uno de los faros más potentes y significativos de la costa levantina bascula la navegación hacia y desde Valencia. Como todo faro de primer orden, este destila empaque arquitectónico, empezando por el torreón de 26 metros de alto y sección octogonal de arista vista.
Estamos en el punto más oriental de la Comunidad Valenciana, por lo que los crepúsculos son particularmente atractivos por los segmentos de acantilados visibles hasta el peñón de Ifach.
Inmediato a la torre de luz se halla el restaurante Cabo La Nao, fundado por un farero en 1957, y que sirve arroz a banda o fideuá del senyoret (toda pelada).
(El País)