Durante el siglo XVIII todos los habitantes de la comarca y de las vecinas Valladolid, Palencia y Segovia sabían de la existencia de estas aguas un tanto blanquecinas (por la sal) que curaban enfermedades de la piel. Acudían a darse los baños y a aplicarse sus lodos tres veces al día durante nueve días seguidos.
Funcionaba sobre todo en enfermedades de la piel, pero también en artritis y reumáticas. En los pasados años 80 se volvió a abrir el viejo caserón del hotel y de la casa de baños con sus jardines e instalaciones totalmente renovadas.
(ABC viajar)