La cultura de El Argar se extiende por el sudeste peninsular. Utiliza bronces de buena calidad, y tiene un mayor número de piezas. Sólo las hoces de siega se hacen de sílex. Su economía se basa en la agricultura y en la minería, explotadas de forma intensiva. Los poblados están situados en los altos y rodeados de murallas, características de una sociedad guerrera. Cambian radicalmente los enterramientos, que se hacen individualmente o por parejas; no hay ya megalitos. Los enterramientos están dentro del poblado, debajo de la vivienda, en urnas de cerámica. Los restos artísticos son escasos, pero los que se conservan son de gran calidad técnica, aunque carecen, en general, de adornos.
Esta cultura llega hasta el Bronce III. En esta época sus poblaciones están menos fortificadas, y su economía se hace más ganadera y más comercial. En la costa occidental se desarrollan los contactos entre todos los grupos del Atlántico, el Mediterráneo y los colonizadores, que basan su economía en el comercio de largo alcance. Sus poblados no tienen murallas, aunque están situados en lugares estratégicos de fácil defensa, y cerca de las vías de comunicación.
Esta cultura llega hasta el Bronce III. En esta época sus poblaciones están menos fortificadas, y su economía se hace más ganadera y más comercial. En la costa occidental se desarrollan los contactos entre todos los grupos del Atlántico, el Mediterráneo y los colonizadores, que basan su economía en el comercio de largo alcance. Sus poblados no tienen murallas, aunque están situados en lugares estratégicos de fácil defensa, y cerca de las vías de comunicación.