Tradicional cruce de caminos navarros y franceses, es hoy una pequeña ciudad de 10.568 habitantes situada a orillas del río Aragón, a setenta y dos kilómetros de Huesca y en la depresión que separa las sierras pirenaicas interiores de las sierras exteriores. Desde hace décadas se ha convertido en un importante centro turístico por la proximidad del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el turismo de nieve, todo tipo de actividades en los Pirineos y recorridos culturales. Se celebra cada año el Festival Folclórico de los Pirineos. Tiene carácter internacional y se celebra cada dos años desde 1962. Pretende ser un nexo de unión de razas, etnias e ideologías, tiene lugar a finales de julio o principios de agosto y suele reunir a más de dos mil participantes para dar a conocer las artes y tradiciones populares de sus países.
Historia
Jaca fue el principal asentamiento de los iberos jacetanos. En los distintos libros de historia se encuentran distintas denominaciones sobre este primitivo asentamiento. Se recoge el término laj, también Icca y por fin Lacca en época ya romana. De la presencia de los primeros iaccetani se tiene constancia por crónicas textos romanos y porque se sabe también que se había acuñado moneda. Los romanos se impusieron en este emplazamiento en una batalla dirigida por el cónsul Marco Pocio Catón en el año 195 a.C, según cuenta el historiador Tito Livio. A partir de ese momento la dominación romana es intensa y fructífera. Jaca se convierte en lugar de paso entre Las Galias e Hispania y es atravesada por una calzada romana que debía facilitar este camino. Se llamaba Vía Summu Portu, el actual Somport. Sin embargo, los habitantes jacetanos disfrutaron de la ciudadanía romana y la capital era una «civitas stipendiaria», es decir era una colonia que debía pagar una serie de tributos a Roma.
El monasterio de San Juan de la Peña es el principal testigo de la dominación visigótica y del paso de los árabes quedan pocos testimonios. La naturaleza ayuda a los cristianos y visigodos que pueden organizarse en las montañas contra las tropas musulmanas.
En el año 1035 Jaca recibe el título de ciudad por decisión del rey de Aragón Ramiro I que además la nombra capital y cabeza episcopal de su joven reino. Durante ese tiempo Jaca acapara importancia y protagonismo y en el 1077 Sancho Ramírez promulga el Fuero de Jaca que da una serie de favores comerciales los pobladores de la ciudad. Por cierto que la moneda aragonesa se conocía como «libra jaquesa».
Otro galardón acumulado a lo largo de su historia fue el título de "Fidelísima y Vencedora" concedido por Felipe II después de la resistencia protagonizada contra el ataque bearnés tras la muerte de Juan de Lanuza, el Justicia de Aragón. Su influencia se mantiene y en el siglo XVIII es nombrada Sede de la Sociedad de Amigos del País de Jaca y sus Montañas, un organismo dedicado a promover la modernización de la agricultura y la economía de la comarca. A principios del siglo XX se procedió a la lamentable demolición de las murallas para proceder a la ampliación urbanística de la ciudad.
(Pueblos escogidos)