Además de unas vistas de 360° de Barcelona, la colina de Turó de la Rovira, a 260 metros de altitud, rememora parte de la historia española del siglo XX. Durante la Guerra Civil se instaló en él una batería antiaérea, y posteriormente uno de los últimos barrios de barracas de la ciudad, aunque pese a su nombre nunca hubo bunker.
Previamente a los Juegos Olímpicos de 1992 se echaron abajo las barracas y los vecinos de los barrios cercanos comenzaron a acudir a la colina abandonada a disfrutar de la panorámica.
De poco conocido ha pasado a atraer cada vez a más turistas, ya que el Ayuntamiento lo está promocionando como forma de descongestionar otros puntos muy masificados, como el parque Güell.
Previamente a los Juegos Olímpicos de 1992 se echaron abajo las barracas y los vecinos de los barrios cercanos comenzaron a acudir a la colina abandonada a disfrutar de la panorámica.
De poco conocido ha pasado a atraer cada vez a más turistas, ya que el Ayuntamiento lo está promocionando como forma de descongestionar otros puntos muy masificados, como el parque Güell.