Elantxobe no es un pueblo. Es una hilera de casas plantadas en el acantilado que mira cómo sus habitantes y dueños se hacen a la mar cada mañana. Una mirada expectante y curiosa que dibuja una estampa divertida.
Evidentemente, Elantxobe es puerto, es muelle, es dique y es un milagro. El de haberse abierto un hueco en la eterna guerra cantábrica entre montaña y oleaje para dominar a ambos. Su calle Mayor parece querer demostrar el pueblo que se hizo hasta con buen gusto, algo que se corrobora cuando se llega al templo de San Nicolás de Bari.
Siempre que usted, visitante logre desimantarse del influjo de su puerto.
Evidentemente, Elantxobe es puerto, es muelle, es dique y es un milagro. El de haberse abierto un hueco en la eterna guerra cantábrica entre montaña y oleaje para dominar a ambos. Su calle Mayor parece querer demostrar el pueblo que se hizo hasta con buen gusto, algo que se corrobora cuando se llega al templo de San Nicolás de Bari.
Siempre que usted, visitante logre desimantarse del influjo de su puerto.
(Traveler)