Parece una perogrullada o una contradicción, pero aquí se recomienda el uso del bañador. Para visitar Garachico en condiciones hay que sucumbir a la tentación de remojarse en sus piscinas naturales, aprovechando que la lava tomó un camino caprichoso y juguetón antes de solidificarse. Y después, mientras se seca uno, lo ideal es zambullirse en el ligero bullicio de sus casi 20 iglesias, descubriendo algún templo díscolo con la armonía del blanco sobre piedra volcánica como la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles.
El sosiego y la alegría la ponen las plazas de la Pila y de la Libertad.
(Traveler)
El sosiego y la alegría la ponen las plazas de la Pila y de la Libertad.
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