Este hermoso rincón salvaje del Maestrazgo de Teruel, protege una importante población de buitre leonado y cabra montés, bosques mixtos bien conservados, además de animales tan sensibles como la nutria. Se trata de un río vivo de aguas limpias y cristalinas que mana a borbotones de la misma roca a través de dos ‘ojos’ o surgencias kársticas.
El verdadero nacimiento de este río en realidad se encuentra en el término de Fortanete, pero su pequeño caudal desaparece nada más nacer para volver a aflorar en Pitarque de forma caudalosa.
En su recorrido ha ido labrando un cañón fluvial de grandes paredes verticales que constituyen refugio para el buitre leonado, águila real, aguililla calzada, alimoche y halcón peregrino, entre otras aves. El río Pitarque conforma un ambiente fluvial en el que se alternan profundas pozas de aguas cristalinas y pequeños saltos de agua. La existencia de la trucha común le ha conferido fama como río truchero desde hace décadas.
Se trata de uno de los enclaves más interesantes de la provincia de Teruel, por la presencia de un bosque que alberga importantes taxones de flora singular. De hecho, Pitarque es una localidad clásica de la botánica turolense visitada ya por el gran botánico aragonés, Ignacio Jordán de Asso y del Río hace más de dos siglos.
Los farallones calcáreos, la fuerza del agua y la vegetación componen un bello espectáculo lleno de fuerza y color, donde el visitante podrá disfrutar del contacto directo con la naturaleza.
(Red Natural de Aragón)