El origen de esta tranquila localidad, que se asienta sobre un pequeño cerro, coronado por las ruinas de su castillo, se remonta a la presencia romana, cuando era utilizada como puesto de vigilancia en la calzada que unía Mérida y Zaragoza.
Más tarde estuvo ocupada por los árabes y después de la Reconquista se convirtió en un lugar de residencia de las tres comunidades, cristiana, árabe y judía, con una pujante economía basada en la producción de vinos. Es en esta época cuando aparece la figura de Juan Ruiz, el arcipreste de Hita que ha pasado a la historia de la literatura como autor del Libro del Buen Amor.
Precisamente el lugar que ocupó su vivienda es hoy la Casa de la Cultura, próxima a la plazadel Arcipreste, un amplio espacio rodeado de soportales y casas tradicionales.
Fiesta medieval
En lo alto de la villa se alza el templo mudejar de San Juan, con un bonito artesonado, y más abajo las ruinas de la iglesia de San Pedro, destruida durante la Guerra Civil.
La puerta de Santa María es el único acceso que se conserva de las murallas, levantadas en el siglo XV y de las que siguen en pie algunos lienzos. Junto a uno de ellos, en el llamado palenque, se celebra todos los años una evocadora fiesta con torneos caballerescos.
(Pequeños pueblos medievales)