De entrada, esta caleta virginal, exuberante, pide marea baja (en pleamar solo se accede en barco). Para encontrarla, bajamos a la playa de Centroña, de donde costearemos hacia la izquierda diversas lenguas de arena delimitadas por roquedos, hasta dar con la barrera vegetal de Jajuai, que no es sino la jocosa pronunciación gallega de Hawái. Su arena blanca destila aire juvenil, pero aquí, en lugar de palmeras, hay castaños, y en la verdosa ría de Ares se ven submarinistas en vez de tiburones.
A la hora de comer, optamos por los pescados del restaurante La Solana, en Cabanas. Para dormir, Castelo de Andrade.
A la hora de comer, optamos por los pescados del restaurante La Solana, en Cabanas. Para dormir, Castelo de Andrade.
Acceso: salir de Pontedeume hacia Perbes y a 1,8 kilómetros (en el kilómetro 9,3, donde la carretera dibuja una curva muy pronunciada) está la bajada a pie a la playa de Centroña, vecina de nuestra cala.
(Google maps)