Uno de mis recientes descubrimientos. Llegamos aquí buscando el camino para ir a la playa de Bujarén, que algunos catalogan entre las más bonitas de la isla (sólo se puede visitar con la marea baja), pero había tanto viento que ni siquiera intentamos descender por el estrecho sendero.
Tampoco lo lamentamos mucho, porque teníamos ante nosotros una preciosa imagen de los Roques de Santo Domingo, que se alzan frente a algunos de los acantilados más antiguos de la isla. Desde aquí también se puede acceder al minúsculo puerto de pescadores. Yo me conformo con las vistas, y si es a la hora del atardecer, mejor aún. (Carretera LP - 1141)
(Turiscurioseando)