Lo que prevalece en este arenal es su aire rústico junto a un oleaje moderado. El primer tramo de la playa es menos salvaje, y en el bar Las Gaviotas triunfa el cachopo de cecina, queso de cabra y cebolla caramelizada (no aceptan reservas).
Se reconocen cada vez más los encantos de la abrupta zona oriental, con la arena tostada encajada en declives montañosos que verdean, dando una idea instantánea del puerto de Lastres y el pico Pienzu.
Pese a su disposición abierta al mar, Morís en modo alguna es traicionera, y es el enclave de la Caravia Surf School.
Se reconocen cada vez más los encantos de la abrupta zona oriental, con la arena tostada encajada en declives montañosos que verdean, dando una idea instantánea del puerto de Lastres y el pico Pienzu.
Pese a su disposición abierta al mar, Morís en modo alguna es traicionera, y es el enclave de la Caravia Surf School.
(El País)