Más que una playa, un símbolo. Es uno de los pocos arenales que se conservan totalmente vírgenes de la Costa Brava, o al menos así se le considera desde que los vecinos de la zona lucharan para conservarlo tal cual lo encontramos. Tiene forma de una media luna de unos 300 metros de arena fina rodeada de bosques de pinos y de campos de cultivo que son regados por el canal de l'Aubi que desemboca en la playa. Además, la playa de Castell tiene cerca una serie de vestigios arqueológicos de gran valor como el poblado ibérico, en uno de sus extremos, que data del Siglo I d.C.
(National Geographc)