En un bonito paraje montañoso al norte de la provincia se asienta la localidad de Oña, cuyo esplendor se remonta al siglo XI, época de fundación del monasterio benedictino de San Salvador, que acabaría convirtiéndose en un foco cultural y político de primer orden.
Durante la Edad Media vivía aquí una importante comunidad judía que contribuyó al crecimiento de la villa. Ésta tenía un buen recinto amurallado y fue objeto de un activo mercado semanal que todavía se celebra.
En torno a la plaza Mayor hay edificios de interés, empezando por la iglesia de San Juan, precedida de una bonita portada. Junto a ella hay edificios civiles de buena planta y muy cerca se inician las escalinatas de la iglesia de San Salvador, con un bonito pórtico románico.
Sobre todo merece una visita el interior del templo, catalogado como una obra excepcional del gótico y con abundantes retablos desde sus inicios hasta el siglo XVIII.
Entre sus piezas destaca un Cristo románico, la sillería gótica y el panteón real, único en su género, con templetes mudéjares de madera y sarcófagos. El visitante tampoco debe pasar por alto el bellísimo claustro, con arcos de filigrana.
En el recorrido de Oña vale la pena detenerse en algunas casas blasonadas, en el arco de la Estrella, acceso de la muralla y en la evocadora calle de la Judería.
(Pequeños pueblos medievales)