El carácter recóndito de Puertomingalvo, aislado en un espectacular paraje que se asoma al macizo de Penyagolosa, contribuye al enorme atractivo de este viejo enclave militar del tiempo de los árabes. A distancia destaca el perfil de su castillo, que se asoma al estrecho promontorio rocoso sobre el que descansa el pueblo.
La fortaleza, levantada en el siglo XII, conserva la torre del homenaje y la totalidad del recinto amurallado, y a lo largo de los siglos ha tenido distintos usos hasta una reciente rehabilitación, que la ha transformado en un museo de antigüedades y objetos de uso cotidiano de los siglos XVIII y XIX.
La importancia estratégica de la fortaleza se mantuvo tras la expulsión de los musulmanes, pasando a la Mitra de Zaragoza que la mantuvo como feudo eclesiástico hasta 1811.
A los pies del castillo, el casco urbano, muy cuidado, también merece un tranquilo paseo disfrutando de su entramado medieval, en el que se conservan dos arcos del recinto amurallado, el Portalico, del siglo XII, que comunicaba con el arrabal, y el Portal Alto, de la misma época.
En el interior del pueblo destacan algunos edificios nobles, como el Ayuntamiento, del siglo XIV, adornado con graciosas ventanas geminadas y que esconde una sala con cubierta de artesonado.
A su costado se encuentra el hospicio Poma, del siglo XV, y la iglesia parroquial, un templo barroco de grandes dimensiones en cuyo interior hay detalles ornamentales de interés.
(Pequeños pueblos medievales)