La leyenda de la Niña de las Peras es una de las más populares y a la vez la que ha sufrido más transformaciones a lo largo del tiempo. Según las referencias encontradas podemos situar el inicio de los hechos entre 1890 y 1910.
Unos padres enviaron a su hija al Barranco de Badajoz en busca de fruta, pero la niña desapareció. Es de suponer que la zona fue minuciosamente rastreada por los vecinos del lugar, sin embargo la niña no apareció. Al menos no en aquellos años. Para sorpresa de sus padres, la niña llamó a la puerta de su casa varias décadas más tardes, y en su regreso, la niña seguía manteniendo el mismo aspecto que tenía el día que desapareció.
Lo que la niña contó después de su reaparición fue lo siguiente:
Al parecer fue hasta el Barranco en busca de la fruta que sus padres le habían encargado, y se quedó dormida al pie de un peral, donde más tarde fue despertada por un
ser muy alto vestido de blanco. Lejos de sentirse asustada, aquel ser le inspiró confianza, por lo que accedió sin reparos a la invitación que éste le hizo de que lo acompañara. La niña siguió a aquel extraño ser hasta el interior de una cueva en la que habían unas escaleras por las que descendieron. Al finalizar del descenso se encontraron en un jardín en el que habían más seres como el que la había guiado hasta allí, todos vestidos de blanco. La niña se entretuvo unos minutos charlando con ellos hasta que al fin su extraño acompañante la guió de nuevo a la salida de la cueva y se despidió de ella. Para ella no habían pasado más que unas horas.