Trepando sobre un risco, así encontramos a este pueblo almeriense desde cuya cima se contemplan mar y montaña. De casas blancas y arquitectura tradicional ha separado su núcleo urbano más coqueto con calles estrechas, plazas tranquilas y espectaculares miradores, de la zona más turística pegada a la costa, de la que dista apenas un par de kilómetros. Para los que no estén en forma un ascensor ayuda al viajero a alcanzar el casco antiguo desde la parte baja de la localidad.
En tu visita no dejes de: asomarte a sus dos miradores, el de la Plaza Nueva y el Mirador del Castillo, uno con vistas a la montaña y otro a la costa.
(Pueblos de Andalucía)