La fortaleza, de buen tamaño, está documentada en el siglo XI y se proteje con un foso excavado en la roca y con dos torreones. En el centro se alza la torre del homenaje, que conserva parte de la estructura de madera en la que se apoyaban los cuatro pisos.
Ya en el pueblo conviene acercarse a la plaza Mayor, típicamente castellana, rodeada por soportales y presidida por un rollo de justicia gótico. En la misma plaza se encuentra la monumental colegiata, con una portada barroca que incluye columnas romanas de la ciudad de Clunia.
Frente a la iglesia destaca el palacio renacentista de los Zúñiga, en torno a un elegante patio con dos pisos de arquerías y salones cubiertos de artesonados.
El resto del caserío conserva bonitas construcciones tradicionales, incluyendo una curiosísima botica perteneciente a la misma familia desde el siglo XVIII.
(Pequeños pueblos medievales)