El velagujas es un trasno pequeño, que está sin trabajo desde que fue inventado el acerico para sastres y modistas. El velagujas estaba al servicio de la gente de aguja, y buscaba, para restituirlas a la mano del dueño, las agujas perdidas en el suelo, o en las telas. Por sus servicios no cobraba nada, pero se dice que algunos sastres lo trataron y le hicieron monteras, y algunas costureras camisas.
Por San Juan desaparecía y no regresaba hasta el otoño. Dicen que desapareció de nuestro país cuando llegaron las primeras máquinas de coser. Un sastre de Lugo, que tenía muy perfecto el corte del entalle de las levitas de los aristócratas, compró una. Un velagujas que andaba por allí, hizo aguas menores por la máquina.
En el Brasil hay trasnos muy semejantes al velagujas que deben ser parientes emigrados del nuestro, que habrán ido a Río o Bahía entre la ropa de uno de Pontecaldelas.
El velagujas es un trasno pequeño, que está sin trabajo desde que fue inventado el acerico para sastres y modistas. El velagujas estaba al servicio de la gente de aguja, y buscaba, para restituirlas a la mano del dueño, las agujas perdidas en el suelo, o en las telas. Por sus servicios no cobraba nada, pero se dice que algunos sastres lo trataron y le hicieron monteras, y algunas costureras camisas.
Por San Juan desaparecía y no regresaba hasta el otoño. Dicen que desapareció de nuestro país cuando llegaron las primeras máquinas de coser. Un sastre de Lugo, que tenía muy perfecto el corte del entalle de las levitas de los aristócratas, compró una. Un velagujas que andaba por allí, hizo aguas menores por la máquina.
En el Brasil hay trasnos muy semejantes al velagujas que deben ser parientes emigrados del nuestro, que habrán ido a Río o Bahía entre la ropa de uno de Pontecaldelas.
(Alvaro Cunqueiro)