Granadilla es un pueblo deshabitado. Al menos, en la actualidad no está habitado durante todo el año, puesto que se encuentra en el programa de recuperación de pueblos abandonados. Abandonado por la construcción de un embalse en los años 60, el agua nunca llegó a hundir esta localidad, declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1980. Hoy en día, es uno de los pueblos con más encanto de Extremadura, demostrando la injusticia que se habría cometido si el embalse hubiese cumplido con su cometido.
Las coloridas calles de Granadilla te impresionarán, ¿cómo pretendían hundir este pueblo con tanto encanto?
Entre sus monumentos más interesantes, destaca el Castillo, del siglo XVI, así como la Iglesia Parroquial de la Asunción, del siglo XV.
(Sensación rural)